26 de agosto de 2014
Reutilizar espacios degradados y lograr una mayor cohesión social, son parte de los beneficios que puede lograr una comunidad con la instalación de huertos urbanos, los que también aportan al embellecimiento de las ciudades. Estas y otras bondades de este tipo de iniciativas que se están masificando en Madrid, España, presentaron en la Escuela de […]
Reutilizar espacios degradados y lograr una mayor cohesión social, son parte de los beneficios que puede lograr una comunidad con la instalación de huertos urbanos, los que también aportan al embellecimiento de las ciudades.
Estas y otras bondades de este tipo de iniciativas que se están masificando en Madrid, España, presentaron en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica del Norte (UCN), dos académicos hispanos que realizaron una estadía de investigación en esa casa de estudios superiores.
Jorge Gallego Sánchez, profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, expuso el tema “Huertos urbanos: nuevos modos de configuración social”, a estudiantes y profesionales de la UCN.
Explicó que en la capital española es una experiencia que está teniendo mucho auge y que se inserta en una “Red de Huertos”, con muchas iniciativas en marcha. “La idea es recuperar espacios degradados, ponerlos en uso, plantar y embellecerlos. Todo esto en realidad es un movimiento social, de encuentro y participación”, señaló el especialista.
En relación a estos proyectos, manifestó que en ellos interviene la comunidad y están abiertos a cualquier vecino que quiera colaborar. Es así que son los propios usuarios quienes deciden cómo trabajar y organizarse en torno a estas ideas.
Respecto al trabajo del arquitecto, dijo que los huertos tienen muchas dimensiones, siendo una de ellas la recuperación del espacio, el diseño, y otras actividades. Es interesante para el profesional del área, quien puede ver el desarrollo de estos procesos y hace lo que le piden, pero es la propia ciudadanía la que quiere hacer las cosas, y se actúa directamente con la gente.
Los huertos urbanos, aseguró Gallego, se pueden desarrollar en distintos climas, solo hay que adaptarlos. “En Antofagasta, tienen un ejemplo muy interesante de la comunidad GEN, con una superficie de hortalizas muy amplia. Si se aplica acá, el trabajo que se realiza en Madrid creo que ayudaría con puntos de encuentro de transformación social, donde la comunidad puede empoderarse y hacerse cargo de espacios abandonados, sin uso y sin cuidado. Al transformarlos, se aporta embelleciendo la ciudad”, dijo.
De esta forma, la comunidad es la que se hace cargo, lo cuida, se siente partícipe y aporta a los demás, desarrollando un conjunto de valores positivos.
El desarrollo de estas ideas es importante cuando surgen desde las propias ciudadanías, destacó, en lugar de programas o instituciones. “Si la gente está a cargo, el esfuerzo se mantendrá en el tiempo”.