29 de mayo de 2025
Por años, las muelas de juicio, esos terceros molares que suelen aparecer entre los 17 y los 25 años, fueron vistas como un problema dental.
Dolor, infecciones y falta de espacio las convirtieron en candidatas habituales para la extracción preventiva, muchas veces antes incluso de que dieran señales de vida.
Pero hoy, eso está cambiando.
“La indicación de extraerlas ya no es sistemática. Hoy se evalúa cada caso según los síntomas, la posición del diente, el acceso para la higiene y si hay riesgo de patologías”, explica el doctor Enrique Solano, catedrático de la Universidad Alfonso X El Sabio.
Y es que más allá de los motivos clásicos para sacarlas, las muelas de juicio tienen un potencial oculto que hasta hace poco era impensado: pueden ser una fuente rica de células madre mesenquimales, capaces de regenerar tejido óseo, piel e incluso nervios.
Investigadores del Centro Nacional de Investigación de Ingeniería de Biomateriales de China descubrieron que la pulpa dental de estas piezas contiene células madre con propiedades similares a las que se extraen de la médula ósea, con capacidad para regenerar tejidos, algo que podría aprovecharse en tratamientos de hueso, piel y hasta nervios.
“Las muelas de juicio, que antes se descartaban sin más, pueden ser fuente de vida en un futuro cercano”, afirman los investigadores.
Y no es solo teoría: en países como Estados Unidos y Japón ya existen bancos dentales que ofrecen conservar estas piezas para un eventual uso terapéutico.
Eso sí, aún no es una práctica extendida, pero marca una tendencia: lo que hasta ahora era basura clínica, podría convertirse en una herramienta médica.
Aunque el uso de estas células madre aún está en fase experimental, los resultados prometen, ya que su aplicación podría tratar enfermedades autoinmunes, regenerar huesos y hasta neuronas.
¿Extraerlas o no? Esa es la pregunta
Esto no significa que todas deban conservarse, ni que se elimine la necesidad de extraerlas cuando causan problemas. Si hay inflamación, caries en piezas contiguas, infecciones o afectan la mordida, la intervención sigue siendo necesaria.
La diferencia es que ahora se suma un nuevo criterio: el valor biotecnológico. Por eso, los especialistas insisten en la importancia del diagnóstico temprano y el seguimiento odontológico regular.